lunes, 28 de noviembre de 2011

Baby, it's cold outside: una canción con mucho juego.






En estos días leo Para matar el recuerdo. Memorias españolas de Jean-Claude Carrière, el que fuera guionista de la etapa francesa y última de Luis Buñuel. Regalo de una amiga que me emocionó recibirlo por lo que de Buñuel contenía. Estoy en ello y me decepciona un poco la escritura pero me muestra detalles y datos directos que de nuevo me arrastran a querer revisar esas últimas películas de Buñuel a las que no tuve mucho apego por el contraste con el entusiasmo que me provocaron las mexicanas pero que voy redescubriendo emocionada. El caso es que lo cito porque allí comenta Carrière que todas las mañanas lo primero que hacían Buñuel y él era contarse los sueños. Y si no se acordaban, llegaban a inventárselos «ya que, como diría Breton: “El que no sueña es un cabrón”». Pues bien, hace poco soñé (y sueño mucho) que cantaba una canción y la gente me admiraba y yo estaba muy digna y muy puesta en el papel. Está muy bien soñar pero sabes que ahí, afortunadamente tú no tienes manejo de la situación así que no puedo mentir y resulta que soñé que cantaba el Olvídame y pega la vuelta de Pimpinela. Y aún encima sin que nadie me diera la réplica porque es una canción de dos, para dos y de disputa. Y desde mi fuero interno me puse a imaginar de nuevo  tener un partenaire  para pelearme versión musical pero cantando Baby, it’s cold outside si es posible. Y hacerlo con todo lo teatrero que pueda tener la canción tal cual la versión de Louis Armstrong y Velma Middleton.







Porque hay maneras y maneras de interpretar la canción. Desde la más simple interpretación que puede llegar a ser como música de ascensor (ascensor americano y de hotel claro) tal cual comentaba el personaje de Kevin Spacey en American Beauty (Sam Mendes, 1999), o la más intencionada. En intenciones podemos ir de la mujer sometida y dulce a la más cañera y mandona dependiendo de quién la cantara. No es lo mismo Doris Day que Betty Garrett. Y otros decidieron brillar solitos y que el partenaire fuera un coro como lo hicieron Dean Martin o Jo Stafford.


Porque la canción se trata de una insistencia amorosa porque el que la sigue la consigue. Un hombre (bendita Betty Garrett) insiste a una mujer que se quede un rato más, a tomar algo más porque hace frío afuera y ella que si mi padre, que si mi madre…


La canción la compuso Frank Loesser que ya está en los altares por haber compuesto Guys and dolls (1950) otra lucha evidente de sexos de la que parece especializado. Baby, it’s cold outside se dio a conocer cantada por él y por Margaret Whiting pero  apareció visualmente por primera vez y con todos los créditos, puesto que ganó el Oscar a la mejor canción, en la película La hija de Neptuno (Neptune’s daughter, 1949) con Esther Willliams. Sí señores,  Esther Williams y Xavier Cugat (and his orchestra). ¡Qué tiempos aquellos de los domingos por la tarde con esas coreografías acuáticas! En la película se canta dos veces cambiando los roles. En la primera el que lleva la batuta es el hombre protagonista (Ricardo Montalbán) y la mujer protagonista es la que se resiste (Esther Williams) y en la segunda la que manda es la mujer secundaria (Betty Garrett) y el que se deja mandar es él, secundario (Red Skelton).






Pero ¡ojo! Eran esos tiempos, ya saben ustedes:  cuando la mujer llevaba las riendas en primer lugar tenía que ser en tono cómico y en segundo lugar tenía que ser la actriz secundaria. Era todo lo que nos daban. Y Betty Garrett parece que lo copó. Ese mismo año llevaba las riendas en otra canción para dos, Come up to my place en Un día en Nueva York (On the town, Stanley Donen & Gene Kelly) insistiendo nada más y nada menos que a Frank Sinatra. Un musical de Leonard Bernstein cuya mejor versión para mí es la que interpretó Mandy Patinkin, el Íñigo Montoya de La princesa prometida (The princess bride, Rob Reiner, 1987).



Betty Garrett junto a un paleto Frank Sinatra.



Retomando nuestra canción central aquí tenemos una muestra de mujer cándida pero que de tanto ir al extremo se pasa. La versión de Ann Margret llega casi hasta la obscenidad. Es casi tan impúdico como el Je t’amie, moi non plus de Gainsbourg. Ahora entiendo el impacto y la imagen proyectada de Ann Margret que veíamos como tema en un capítulo de Mad Men que se habría con su Bye, bye, Birdie (1963).











Para cortar de golpe tanta sexualidad he encontrado una versión que me lleva a muchos recuerdos de infancia y que finalmente acepto sin pelea. En esta versión  Piggy ataca al mismo Rudolf Nureyev como una versión previa de Sarah Jessica Parker atacando a Baryshnikov. Solo que Piggy da una imagen completamente distinta que Sarah y a saber a cuál mejor (ironía).







Tras tal rastreo me he dado cuenta que los americanos usan esta canción: primero, como una manera de complementar entrevistas en shows americanos como los de Johnny Cash, Megan Mullally (la Karen de Will & Grace) o los teleñecos,  hacer guiños parejiles (Elsa Lanchester y su esposo  Charles Laughton en un programa de radio) y anuncios televisivos.






Y segundo, la usan como canción navideña. ¿Tal vez por el frío que hace afuera? Porque no hace falta más que mirar la cantidad de portadas en las que los artistas cantan la canción y en todas sale el reno, el árbol, la nieve, etc.  En Elf (Jon Favreau, 2003) aprovechan la ocasión del marco navideño y la colocan, y la verdad es que no está nada mal.







Aquí la cantaba Zooey Deschanel como previo calentamiento a la versión que ha sacado hace poco ya profesionalmente con su grupo She & Him. Evidentemente un disco con canciones ¡navideñas!:  A very She & Him Christmas.






Sexo, Navidad… Menudos saltos que provoca la canción. Os dejo ahora con una versión muy nórdica que tiene un video muy inquietante aunque no ocurra nada. Un blanco y negro que recuerda al primer Polanski.







Uno de mis deseos sigue siendo cantarla a pesar de lo bueno y lo malo que se haya visto aquí pero si hay que cantar por cantar, una canción para cantar con un amigo, que es una de mis preferidas y que la cantaron dos amigos-amigos: Frank Sinatra y Sammy Davis Jr., Me and my shadow. Esta será para otro momento pero aprovechando la coyuntura terminamos con la versión de Baby, it’s cold outside de Sammy Davis Jr. y Carmen McRae porque ellos lo valen. Disfruten.





1 comentario:

Beatriz dijo...

¡Jugosa entrada!¡Muaaaaaaaaaaakkkkkkk!